sábado, 12 de julio de 2008

Ritmo

Pienso en los cambios de ritmo de la vida, existen muchos. No todos corresponden a lo mismo, por supuesto, pero tienen un patrón común y es el que me hace escribir. En realidad son dos patrones que me hacen escribir: El cambio de ritmo en sí mismo y yo. Yo también soy un patrón que se ve inmerso dentro de dichos cambios cuando éstos suceden.
Hay un primer grupo de cambios de ritmo que, se me ocurre, son más bien superficiales: la velocidad en una rutina deportiva, la forma en que podemos variar al bailar, la fluidez de una conversación entre otros.
Otro grupo es menos superficial y se lo puede acercar al bienestar: el ritmo de la música (una canción, un compás, una melodía, un instrumento, etc.), el ritmo que toma una película, novela, poesía o relato de acuerdo a lo que va sucediendo; el "ponle ritmo" cuando estamos frente a tareas que no son tan placenteras y decimos esto como para hacerla más divertida, un horario que nos cambia y quizás nos modifica el ritmo del día o del sueño, el ritmo de nuestro caminar cuando estamos apurados o queremos demorarnos por diversas razones, el ritmo cardíaco, básicamente.
Y el tercer grupo es aquel que no sé cómo "subtitular" y supongo que por alguna razón no visualizo en éste momento. Es el ritmo que cambia en la vida de una persona cuando aparece alguien, el ritmo que se modifica cuando algunas personas dejan de estar presentes. En resumidas palabras: los cambios de ritmo, de nuestro ritmo que provoca la llegada o la partida de las personas a nuestro "ritmo cotidiano" y que suele darme miedo. Cuando noto la presencia de este cambio, me paralizo y luego, trato de andar con un cuidado que no sirve porque es fútil y débil pero que viene naturalmente a mí. Y entonces no se cómo llevarme con ese cambio porque cuando me asusto no funciono bien, y comienzo a cometer errores.
Ahora me encuentro asustada (hay días que un poco más) y al mismo tiempo, la idea de querer hacer las cosas bien, de no repetir, de no arruinarlo todo me presiona.
Entre el miedo y la presión es muy difícil poder pensar con tranquilidad.
Y será que uno desea (muchas veces) el cambio de ritmo y cuando lo vemos modificado, comenzamos a preguntarnos si habremos hecho bien.
No lo sé.



Gracias por leerme!!!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario