No llega de golpe el final de un sentimiento pero sí tiene un punto de partida.Un día de repente te das cuenta que sientes algo que no esperabas, te sorprendes pero lo asumes en espera de lo que podría llegar, pensé que sería posible porque él era la sal y yo el azúcar, pero de idealistas está lleno el mundo y me cuento como miembro honoraria en ese grupo. De ilusiones se vive y es sabroso el sustico en el estómago, tener esa mirada brillante, levantarse y acostarse con un pensamiento constante que te hace sonreír, que todos a tu alrededor lo notan y se intoxican. Te hace ser capaz de cualquier cosa, de sentirte invencible. De esa llamada retroalimentación, que si no la hay es imposible que se mantengan por sí solas todas esas ilusiones a menos que uno haya perdido la razón y planee quedarse como Penélope esperando a quien nunca llegará.Cuando no llega el "yo también" y seguido se agolpan los espacios vacíos, el silencio, la distancia, la ausencia y la siempre presente incertidumbre del "¿será qué sí?" pero con el tiempo te llega la respuesta y te das cuenta "siempre estuve sola en esto, que tonta, hora de rendirse".Y como una niña que quiere hacerse la fuerte cuando se cae, se levanta se limpia las rodillas y las lágrimas y sigue adelante como si no ha pasado nada, así tal cual, fingir que no pasó nada, que seguro me confundí, que fue la luz que era diferente a la de siempre, que fue el clima, que fue la emoción, que todo actúo como un espejo que alguien a lo lejos enfocó hacía una luz que me llegó directo a los ojos y me deslumbró.Todo volverá a ser como antes, como dicen en la escenas del crimen a los curiosos "aquí ya no hay nada que ver" y esperando que no lo haya notado y si lo notó que lo olvide pronto, en el fondo creo que no le costará mucho trabajo. En fín, todo pasará y volverá a ser como antes de haber descubierto ese sentimiento tan profundo y la ilusión de la sal y el azúcar mezclados.....No more!Mil gracias por leerme!!!!
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