domingo, 16 de marzo de 2008

Dejemos los prejuicios a un lado!!!


Hace algunos meses tuve la maravillosa oportunidad de participar como productora, en la primera telenovela venezolana en la que actuaba un joven con Síndrome de Down. Su nombre es Héctor Zambrano, es un chico con 20 años de edad, actúa, práctica atletismo y natación. Es fanático número uno de los Leones del Caracas, y va a clases en una institución llamada Asodeco, asociación sin fines de lucro que trabaja con adultos discapacitados en el sector laboral. Al principio se dudaba que Héctor fuera capaz en cumplir las pautas de grabación que teníamos con él, ya que tenia que memorizar textos a veces un poco complicados para él, que a su vez eran pies para los diálogos con otros actores. Para nosotros fue una gran sorpresa descubrir que realmente lo hacia, a su manera pero lo hacia. Nos sacaba a todos una carcajada en cada grabación y llegamos a convertirnos en buenos amigos. Pero como todo, también existían personas que por ignorancia y falta de sutileza cuando lo veían comentaban en voz baja y en algunas ocasiones se referían a él con una palabra despectiva que se suele usar en personas con el síndrome. Diossssssss! Pensaba yo, Porque estamos tan llenos de prejuicios? Sólo cuando trabajamos o convivimos con seres especiales, podemos comprender las razones por las cuales son llamados “especiales”. Luego de haber trabajado con él, me permito dar mi humilde opinión sobre las mismas. Son especiales pues pese a las diferencias propias de cada uno de ellos, en he podido observar un gramo de egoísmo, de malicia, pero sí toneladas de amor por el prójimo. Son especiales, pues aún cuando no les es tan fácil aprender, son verdaderos maestros en enseñarnos lecciones de vida, de humildad, de bondad y de amor. Son especiales porque a lo mejor para nosotros, ellos son una estrella más en nuestro universo. Sin embargo para ellos, nosotros constituimos el centro del mismo. Son especiales porque son los mejores amigos del mundo, siempre dispuestos a escucharnos, a guardar nuestros secretos, a poner su hombro para que lloremos. Pese a que probablemente no comprendan en su totalidad el motivo de nuestra aflicción, es maravilloso sentir que nos aceptan y nos quieren tal como somos y de manera incondicional. Son especiales porque de ellos difícilmente podamos oír palabras de odio, de reproche, de maldad, pero sí palabras de aliento, consuelo y amor. Son especiales porque son desinteresados en todo lo que nos dan. Son especiales porque alegran nuestros días con sus ocurrencias y travesuras. Son especiales porque siempre tienen una sonrisa en la cara. Son especiales porque son seres de luz, venidos a este mundo a iluminar nuestras almas. Finalmente son especiales porque Dios quiso que supiéramos las diferencias con los que somos “normales”. Amigos luchemos contra los prejuicios sociales mostrando normalmente que las diferencias también son parte de nuestra cultura y de nuestra sociedad.

"Lo que se ignora, se desprecia".

Antonio Machado

Gracias por leerme!