domingo, 13 de septiembre de 2009

Mi Peter Pan.

El país de Nunca Jamás es la zona en que los sueños posibles e imposibles se quedan estacionados para siempre. Peter Pan no quiere crecer para no verse obligado a abandonar el territorio que hace posible que la maravilla no se aleje de su lado y para no ingresar en el mundo en que los problemas ya no son resueltos por otros.
Creo que de alguna manera tengo mi propio Peter Pan instalado con Campanita incluida y por supuesto mi propio País de Nunca Jamás.
Mi infancia y adolescencia son mis rincones favoritos y a ellos acudo cuando las preocupaciones me acosan. Sin embargo, con las alas verdes más o menos caídas, vuelvo a las veredas polvorientas que también aprendí a amar y a las que ahora son mi presente.
Muchas veces quisiera ser como Peter Pan, que revolotea por el mundo sin detenerse a observarlo y meditarlo todo.
En el País de Nunca Jamás ocurren cosas maravillosas.
En el País de Nunca Jamás existe la felicidad justamente donde creemos que no puede existir.
A pesar de las heridas, de las penas, no quiero dejar de soñar. No quiero dejar de volar. Seguiré sonriendo, seguiré soñando. Seguiré teniendo esperanza … No importe cuántas veces me caiga.

sábado, 5 de septiembre de 2009

Hoy me duele Septiembre,hoy me duele la ciudad...me duele hasta el viento.



En mi ciudad una suerte de acostumbramiento tiñe la vida de su gente, Caracas es portadora de caos, abandono, ruido, insolita música y roces poco amigables, lo mismo sucede con el animo de sus habitantes. La adversidad y la tensión la barren mientras un cielo de azul insultante, atraviesa nuestras quemadas retinas.
Todos con andar apresurado y rostros alargados.
Cada quién protejiendo su trajinar de cada día, dibujan con su vida.... la vida de la ciudad, todos con su propio mundo interior. Con sus secretos guardados celosamente entre los papeles doblados del alma...
¿Que pasaria si todo ese mundo interior que llevamos dentro, saliera desnudo a la luz de la calle?
Particularme creo que en ese momento, la ciudad entera con su figura, los objetos y las personas que la ocupamos, estallaríamos, todo se saldría de cauce, y de ninguna forma podría ser contenida en límites precisos. No se sabe qué pudiera pasar entonces. Se desatarían todos los demonios, las esperanzas frustradas, las envidias, las injusticias sufridas, las angustias,el dolor y la tristeza.
Por mi parte, en mi corazón el sol no tiene demasiado arraigo. Desde hace algún tiempo la niebla y el frio predominan en él, así como una lluvia recurrente que cae en los momentos más inesperados, anulando cualquier intento de tranquilidad al que intente arrimarme. Tiene lugar allí mi batalla continua.
Esta tristeza que me paraliza y aisla, la tristeza de sentir el eco de la felicidad en la casa del vecino, de ver  los pajaros incapaces del alzar el vuelo. Este constante ataque de melancoli­a ilimitada.
Esta tristeza es como un parque de atracciones abandonado, un columpio oxidado mecido por el viento.
Esta tristeza que también es locura y que hace que me revuelque en la mierda poetica que acabara por aniquilarme poco a poco.
Esta tristeza que es como un niño solitario intentando hacer rei­r al mundo mientras resbala y se rompe los dientes contra el asfalto.
Esta tristeza que es rutina que envenena y mata. Nada que objetar. La tristeza también se aparece en forma de felicidad aparente, de engañosa armoni­a viciada. Pocos sobreviven a la tristeza conservando la suficiente integridad como para mantener la cabeza erguida, los puños cerrados y la mirada brillando entre lágrimas. Esta insoportable sensación de vaci­o que dejaron tus pasos ya convertidos en eco.
Toda mi piel es una superficie capaz de amplificar esta tristeza hasta el desmayo.
Siento que si de repente empezase a llover, las gotas me atravesari­an como balas desgarrando mi carne que ahora sufre y sangra.
No tengo más remedio que cerrar puertas y ventanas y volcarme a escribir con la esperanza de esperar a que amanezca, que salga el sol de verdad. Que ya no haya caos,abandono,ruido,ni música.
A las horas, a los dias, a veces, algún signo exterior, alguna rendija deja pasar la luz e invade el territorio y con ella mi alma empieza a clarear, sin que llegue a conseguirlo del todo.
Sólo de vez en cuando siento que un verdadero sol invade mis dominios. Puede ser un acontecimiento, puede ser una sensación, un recuerdo.
Hoy me duele Septiembre...
Hoy me duele la ciudad que en el pasado fue punto de fuga y escenario perfecto.
Hoy me duele hasta el viento extraño y fresco que entra por mi ventana.