domingo, 13 de septiembre de 2009

Mi Peter Pan.

El país de Nunca Jamás es la zona en que los sueños posibles e imposibles se quedan estacionados para siempre. Peter Pan no quiere crecer para no verse obligado a abandonar el territorio que hace posible que la maravilla no se aleje de su lado y para no ingresar en el mundo en que los problemas ya no son resueltos por otros.
Creo que de alguna manera tengo mi propio Peter Pan instalado con Campanita incluida y por supuesto mi propio País de Nunca Jamás.
Mi infancia y adolescencia son mis rincones favoritos y a ellos acudo cuando las preocupaciones me acosan. Sin embargo, con las alas verdes más o menos caídas, vuelvo a las veredas polvorientas que también aprendí a amar y a las que ahora son mi presente.
Muchas veces quisiera ser como Peter Pan, que revolotea por el mundo sin detenerse a observarlo y meditarlo todo.
En el País de Nunca Jamás ocurren cosas maravillosas.
En el País de Nunca Jamás existe la felicidad justamente donde creemos que no puede existir.
A pesar de las heridas, de las penas, no quiero dejar de soñar. No quiero dejar de volar. Seguiré sonriendo, seguiré soñando. Seguiré teniendo esperanza … No importe cuántas veces me caiga.

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