
Hay días que me siento azul, otros quiero ser verde como la grama. Hay tardes que me gusta tener un sol blanco y brillante iluminándome y otras en las que una cálida luz pastel muy atenuada marca sombras en mi rostro. Hay veces en que un rojo sangriento ilumina mi mundo y otras en las que es un amarillo fascinante y cargado de simbología. Son los colores de mi vida, aquellos que marcan el ritmo en el que respiro, pienso, siento y quiero. Ellos son infinitos y aunque no los puedo capturar todos, tengo al alcance un buen puñado de ellos.
hola rosmar...
ResponderEliminarnunca había entrado a tu bolg personal, déjame decirte que no se parece en nada a la rosmar de netlog, esta mujer es mucho mas encantadora, interesante y misteriosa...
saludos...
raul....