sábado, 14 de junio de 2008

Amigos con derecho a roce

No existe un compromiso entre ellos, saben bien que no habrá matrimonio y también tienen claro que ni él es el príncipe azul, ni ella la princesa. Pero cuando tienen estos encuentros sexuales, el mundo estalla en mil pedazos.
Un "acuerdo” de este tipo, en el cual las dos partes están dispuestas a no vincularse emocionalmente, es cómodo y beneficioso para ambos. Hasta hace poco esa actitud, de YO SOLO QUIERO UNA COSA: SEXO, era exclusiva de los hombres, pero hoy en día también forma parte del género femenino. La mayoría de las mujeres hemos dejado de depender económicamente de los hombres, para algunas que están comprometidas con la carrera y la independencia, este tipo de arreglos puede ser perfecto.
Según ciertos estudios sociológicos, las mujeres de más de 30 años, han cambiado las prioridades en sus vidas, por lo que parece esto es la tendencia, ya que no es el matrimonio el número uno, sino la carrera.
Hace días tocamos ese tema en la oficina y un compañero comentaba que tiene una amiga solo para estos fines, él la llama cada vez que siente ganitas y ella hace lo mismo, no hay promesas, no hay mentiras de amor, ambos no involucran sentimientos.
Hay una frase e imagen recurrente en mi cabeza que se presenta últimamente cuando pienso en la posibilidad de besar ó tener sexo con alguien: es la leyenda que aparece escrita en el cristal de la puerta que conduce a una habitación en un video de John Lennon. Esa leyenda dice:
This is not here.
Es increíble que a mis casi 33 años, he descubierto algo que no estaba en mis hábitos de vida: tener un amigo con derecho a roce y tener sexo sin amor, pero con química y muchas ganas. Lo cual para mi sorpresa resulto ser muy BUENO sí, con mayúsculas aunque luego se convierta en un “divertido recuerdo”. Esta práctica, que para la humanidad no es nada nueva, para mí significa un descubrimiento de ideas y sensaciones que no deja de inquietarme. Dicen que la soledad puede provocar muchas ideas confusas y entre otras generar visiones de cosas que no existen.
Y es que, por muy primitivo que sea el acto carnal, yo inevitablemente lo acompaño de sentimientos. No puedo permanecer indiferente. Mi sensibilidad no me lo permite. Todo además, amparada por una especie de pacto ó convenio en donde sólo falta el papel que diga: “Ambas personas se comprometen a no involucrarse sentimentalmente y a ejercer el acto sexual cada vez que una de las dos ó ambas lo desee”
Siento que me provoca muchas más cosas un beso, que el acto sexual en sí. Y cuando tengo sexo, procuro besar y acariciar. Pero a veces viendo la frialdad del compañero en esta aventura, me doy cuenta que él ya ha superado totalmente, la situación que puede implicar tener sexo con alguien con quien no hay planes de ningún tipo. Me he permitido poner a prueba esa frialdad diciendo cosas como: "me parece que hay que detener esto" recibiendo por respuesta "si claro, cuando gustes" con mueca incluida de "me da lo mismo".
Pero el sexo es el sexo (frase a inmortalizar) y como dice mi compañero de trabajo:" la carne es débil, amiguita".
Y en el fondo hay una renuncia de mi parte, a dejar de disfrutar esos juegos. Juegos a los que he accedido consciente de las reglas fijadas por ambos: Cero compromisos.
Pero juegos en los que extrañamente y por mi forma de ser, he sentido que llevo las de perder. O tal vez no, si sigo realizando el rejuego mental de “esto no existe…esto no está aquí…es una ilusión visual y táctil…no hay amor, no hay cariño…es sólo sexo y nada más” Y lo llevo a cabo cuando sucede alguna experiencia. Aunque bese instintivamente una espalda, cuello, frente o boca, esto no existe. Y dicho sea de paso, son besos que yo no recibo en similar proporción, lo cuál viene a reforzar totalmente la idea principal: no hay nada.
Leí un correo iluminador que decía que muchas veces las personas mujeres principalmente dan sexo para recibir amor y el hombre lo contrario. Particularmente creo que hay mucho de verdad en eso. Sin embargo cada caso y cada persona es especial y hay circunstancias muy específicas para cada uno que tendrían que tomarse en cuenta para valorar porqué se encuentran (nos encontramos, gritó alguien) en una situación así.
Todo esto ha generado la tambaleante pregunta en mí:
"¿No estaré enamorándome?". Una amiga me puso el suelo a temblar diciéndome:" ¿No será que estás enamorada del amor, más que de la persona en sí?" refiriéndose claro está a desear, añorar estar acompañada, tener alguien que se preocupe por ti, que te abrace mientras afuera llueve, que te proporcione calor en las noches frías, que disfrute contigo de una película echados en la cama, quien quiera que sea la persona. Y aquí, en este caso, no me nace decir "te quiero" o un "te amo", simplemente NO. No me la paso todo el día pensando
"¿Cómo estará?, ¿Pensará en mi?".
Concluyo diciendo que lo que yo disfruto es la cercanía. El cuerpo pegado al mío, el rostro a unos milímetros…la respiración, el roce…la compañía. Son raros los momentos del día en los que me pongo a reflexionar en esta situación. A ratos me siento vacía pero no triste. Tal vez, mi subconsciente ha hecho perfecta labor tatuándome en la mente la idea de que no hay nada (This is not here!).

Gracias por leerme!!!

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